En 1958 la compañía Bell consiguió un hito sin precedentes. A través de un módem fueron capaces de transmitir datos binarios (ceros y unos) sobre un cable de telefonía de cobre. Un par de años más tarde, el MIT publicaba un artículo científico sobre cómo transmitir paquetes de datos.

En pocos años, mucha gente de alto nivel en el Gobierno estadounidense empezó a interesarse por las redes de ordenadores, y la ARPA logró financiación para tener una división en marcha. ¿El resultado? En 1967 hubo un simposio histórico en la que la idea de ARPAnet se hacía pública. Internet asomaba sus orejas.



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